Mi plaza favorita
Esta historia no es una historia porno, ni creo que sea erótica, es una situación bonita que me pasó cuando tenía unos 20 o 21 años y bueno he creído que a lo mejor publicarla en este espacio sería divertido.
Era un viernes caluroso, vestía con una falda y una camiseta de tirantes, en el trabajo se había estropeado el aire acondicionado así que nuestro jefe nos dejó salir al mediodía más temprano para ir a comer.
Cogí mi fiambrera y mi libro y me fui a sentarme en mi plaza favorita dónde había sombra y se estaba muy tranquilo. Después de comer me puse a leer, estaba tan abstraída en mi lectura que no me percaté que a mi lado se sentó un hombre mayor que no dejaba de mirarme los pechos, mis pezones se notaban a través de la camiseta (he de decir en mi defensa que los tengo muy sensibles y cualquier rafaguita de aire ya se me ponen duros) yo hice como si no pasara nada y seguí con mi libro.
De vez en cuando le miraba de reojo y una de las veces le vi que se estaba tocando, esa situación me parecía divertida, así que para ponerle más morbo al asunto comencé a subirme la falda con disimulo para que se me viera algo más el muslo, volví a mirarle de reojo y vi que se la había sacado por la cremallera y se estaba masturbando. Me quedé mirándolo sorprendida, yo nunca antes había visto a un hombre masturbarse, la tenía gordita y grande al menos para mí. No sé por qué esa situación me comenzó a poner caliente, jamás me imaginé que yo podría poner cachondo a un hombre mucho más mayor que yo y de repente (sin dejar de tocársela) me dijo que tenía unos pechos muy bonitos, yo sin córtame un pelo le contesté que si los quería ver y tocar, a ese hombre se le iluminó la cara y nos fuimos a un portal que había que estaba abandonado, me saqué los pechos por encima de la camiseta y él se bajó los pantalones y los calzoncillos para masturbarse mejor. Comencé a tocarme los pechos y bajé a mis braguitas que las tenía ya bastante mojadas, él acabó por correrse al verme y sus jugos se le caía por la mano, con esa misma mano se limpió en mi pezón y mi pecho para luego comenzar a chupármelo, comencé a excitarme como nunca jamás me había pasado y tuve un orgasmo allí mismo.
El hombre me sonrió, se vistió y me ayudó a recoger mis cosas, me dijo que se lo había pasado muy bien y me volvió a dar las gracias. Entonces fue dónde mi vergüenza salió y le dije que jamás había hecho eso con nadie él me miró sonriendo y me dijo que lo sabía y me besó en la mejilla. Jamás volví a ver a ese hombre, yo de vez en cuando sigo yendo a la plaza para recordar el encuentro más bonito y fantástico que me ha pasado.
Era un viernes caluroso, vestía con una falda y una camiseta de tirantes, en el trabajo se había estropeado el aire acondicionado así que nuestro jefe nos dejó salir al mediodía más temprano para ir a comer.
Cogí mi fiambrera y mi libro y me fui a sentarme en mi plaza favorita dónde había sombra y se estaba muy tranquilo. Después de comer me puse a leer, estaba tan abstraída en mi lectura que no me percaté que a mi lado se sentó un hombre mayor que no dejaba de mirarme los pechos, mis pezones se notaban a través de la camiseta (he de decir en mi defensa que los tengo muy sensibles y cualquier rafaguita de aire ya se me ponen duros) yo hice como si no pasara nada y seguí con mi libro.
De vez en cuando le miraba de reojo y una de las veces le vi que se estaba tocando, esa situación me parecía divertida, así que para ponerle más morbo al asunto comencé a subirme la falda con disimulo para que se me viera algo más el muslo, volví a mirarle de reojo y vi que se la había sacado por la cremallera y se estaba masturbando. Me quedé mirándolo sorprendida, yo nunca antes había visto a un hombre masturbarse, la tenía gordita y grande al menos para mí. No sé por qué esa situación me comenzó a poner caliente, jamás me imaginé que yo podría poner cachondo a un hombre mucho más mayor que yo y de repente (sin dejar de tocársela) me dijo que tenía unos pechos muy bonitos, yo sin córtame un pelo le contesté que si los quería ver y tocar, a ese hombre se le iluminó la cara y nos fuimos a un portal que había que estaba abandonado, me saqué los pechos por encima de la camiseta y él se bajó los pantalones y los calzoncillos para masturbarse mejor. Comencé a tocarme los pechos y bajé a mis braguitas que las tenía ya bastante mojadas, él acabó por correrse al verme y sus jugos se le caía por la mano, con esa misma mano se limpió en mi pezón y mi pecho para luego comenzar a chupármelo, comencé a excitarme como nunca jamás me había pasado y tuve un orgasmo allí mismo.
El hombre me sonrió, se vistió y me ayudó a recoger mis cosas, me dijo que se lo había pasado muy bien y me volvió a dar las gracias. Entonces fue dónde mi vergüenza salió y le dije que jamás había hecho eso con nadie él me miró sonriendo y me dijo que lo sabía y me besó en la mejilla. Jamás volví a ver a ese hombre, yo de vez en cuando sigo yendo a la plaza para recordar el encuentro más bonito y fantástico que me ha pasado.
9 years ago